En Navidad a todos nos gusta jugar. A que somos tan grandes que hasta el país de las maravillas se nos queda pequeño. O a negarnos a crecer para seguir disfrutando como niños. O a perder un zapato a medianoche para dar pie a que cambie nuestra suerte. Porque en Navidad todo es posible, incluso que un buen día nos visite la Diosa Fortuna. Solo hace falta jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario